La disnea, la llamada “falta de aire”, puede ser causada por el estrés y la mala nutrición. Aquí hay algunos remedios naturales para disminuir la sensación de falta de aliento que acompaña a nuestros días.
La dificultad para respirar , también conocida como hambre de aire , es un trastorno respiratorio que puede manifestarse de forma crónica u ocasional, puede tener causas que son muy diferentes entre sí: la base puede haber algunas enfermedades muy graves ( trastornos cardiovasculares, cánceres, bronquitis y enfermedades neuromusculares ), o más simplemente, exceso de estrés y mala alimentación.
Por eso, si la disnea resulta persistente, es bueno consultar a un médico. Si el trastorno no resulta ser síntoma de patologías graves , es posible recurrir a algunas precauciones y remedios naturales que nos ayudarán a paliar el problema.
Estilo de vida
La dificultad para respirar puede deberse simplemente a una mala elección de sus estilos de vida.
Si es un gran fumador, por supuesto, lo primero que debe hacer es eliminar por completo los cigarrillos.
Incluso los hábitos alimenticios pueden tener un gran impacto en el trastorno: no hay casi nada que una nutrición adecuada no pueda ayudar a prevenir. Entonces luz verde para frutas y verduras de temporada, verifique la cantidad de carnes rojas consumidas, evite los alimentos excesivamente grasos y fritos, reduzca o elimine por completo las bebidas alcohólicas .
Por último, intente realizar la mayor cantidad de actividad física posible. También es suficiente con ir en bicicleta o dar un agradable paseo durante 20 minutos al día. Además de ayudar a la actividad respiratoria del cuerpo, el deporte suaviza el impacto del estrés, la ansiedad y la depresión, a menudo la causa de la disnea transitoria.
Descansar
Increíble pero cierto, uno de los remedios naturales más eficaces para combatir la falta de aire es lo que los occidentales menos tenemos en cuenta: el descanso. Especialmente en el caso de que las sibilancias estén relacionadas con el embarazo o con el paso de los años, el descanso es un toque realmente saludable.
Si realmente no tienes tiempo, al menos puedes poner en práctica algunos trucos, especialmente al comienzo del día, que te ayudarán a estar más tranquilo y menos estresado durante el día. En el enlace, 5 hábitos a incluir en la rutina matutina para vivir mejor y con menos problemas.
Otras técnicas de relajación, como la meditación o el yoga, también pueden ayudar a combatir las sibilancias.
Ejercicios de respiración
En el caso de que surjan dificultades respiratorias por la noche, con apneas molestas y peligrosas, es posible ayudar al flujo de aire durmiendo con la cabeza levantada: coloque dos almohadas sobre la cama, o, si puede, trate de dormir sentado.
Sin embargo, en medio de un ataque, puede intentar controlar su respiración de alguna manera. En general, la tendencia durante la disnea es solo respirar por la parte superior del pecho . Pero esto empeora la situación: aumenta la frecuencia respiratoria, aumenta la hiperventilación y disminuye la oxigenación de la sangre.
En cambio, deberíamos intentar controlar el ritmo. Prueba este ejercicio : cierra los ojos y presta atención al aire que respiras por la nariz. Trate de “sentirlo” atravesando su cuerpo: laringe, bronquios, pulmones. Al visualizar el camino del aire en tu mente, puedes lograr controlarlo.
También hay ejercicios específicos para controlar la respiración y reducir el estrés, puedes encontrar uno en este enlace .
Homeopatía
Existen varios remedios homeopáticos que pueden ayudarnos a combatir la falta de aire:
- Las flores de Bach , concretamente la Agrimonia, ayudan a combatir la ansiedad y la disnea
- L ‘ Arnica , que ayuda a calmar la ansiedad provocada por un esfuerzo intenso
- Carbón, después de comidas particularmente “agotadoras”
- Ignatia, para reducir la ansiedad y el estrés
- La grindelia, antes de acostarse
Cromoterapia
Otra forma de reducir el estrés y la ansiedad, y la dificultad respiratoria resultante, sin recurrir a fármacos es la cromoterapia. Como hemos visto , el verde y el azul ayudan a relajar los nervios y estimulan la tranquilidad y la serenidad. En cambio, presta atención a aquellos colores que provocan el efecto contrario: el amarillo y algunas tonalidades de rojo pueden generar enfado, frustración e irritación.
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